VIENTO DEL PUEBLO

  • Autor: Miguel Hernández
  • Editorial: Ediciones “Socorro Rojo” Valencia
  • Año de Edición: 1937
  • Medidas y estado: 160 p.; 23 cm Rústica original. Cubierta deteriorada con pérdida de papel en lomo, ángulo inferior izquierdo y zona superior. Interior en muy buen estado., Sello del Socorro Rojo Internacional en portada y cubierta.

Vendido

Descripción

Los poemas de Viento del pueblo aparecieron antes de formar libro en diferentes revistas y fueron naciendo al calor de los acontecimientos bélicos entre los años 1936 y 1937. Por esto, suele ponerse de relieve su valor de testimonio social y, en un dominio más amplio, su carácter ejemplar, al ser obra poética que se inserta con facilidad en una de las corrientes más definidas de la literatura de nuestro siglo: aquella en la que se asigna a la obra literaria la función primordial de ser voz de una conciencia colectiva.

El presente trágico, el pueblo oprimido y el poeta como viento de salvación son los tres elementos en que se apoya Hernández para hacer de su poesía en este libro un instrumento de lucha, un arma de combate. Su verdadero sentido y la idea que impulsa a escribirlo podemos encontrarlos en la dedicatoria de Viento del pueblo a Vicente Aleixandre, en la que expresa toda una declaración de principios

El libro se escribió en trágicas circunstancias, pero no es menos cierto que no pueden bastar para explicar la altura artística de la obra, sus excelentes valores poéticos.

El libro, ya completo, fue publicado en Valencia por Socorro Rojo, 1937, una edición, muy ilustrada fotográficamente, con veinticinco poemas de aluvión, algunos excelentes, muchos otros más cerca de la circunstancia social, con prólogo del filólogo Tomás Navarro Tomás.

Busca Hernández una poesía útil que llegue al corazón del pueblo llano, escrita para ser recitada en las trincheras, aldeas y pueblos, y busca emparejarlas con el cancionero popular con la intención de «mantener la moral del soldado, para adoctrinarle a propósito de la causa…», según José María Balcells. Es su primer libro de poesía de guerra, de tono «viril y apasionado», canta el dolor de un pueblo en guerra, preso de un feroz odio a sus propios hermanos que han desenfundado las «garras» del instinto salvaje y del tigre. Impregnado de terrible amargura con metáforas animalistas: “fieras”, “hienas”, “liebres”, “podencos”… Quizá sea uno de los libros al que más estudios le han dedicado los especialistas, entre ellos José Carlos Rovira o Carmen Alemany, quien afirma: «es un libro heterogéneo y publicado por razones de propaganda política y que su organización carece de una estructura definida». ¿Cómo ha de tener estructura definida un libro escrito al albur de los acontecimientos de una guerra salvaje y fraticida? Y, sin embargo, hay un hilo conductor: el dolor. Dolor en las Elegías y en las Odas; dolor en los poemas imprecatorios y en los cantos épicos. Porque, a medida que se realiza, el libro está concebido como una unidad total, sin parcelaciones temáticas que rompan la tensión interna. El viento del pueblo lo contiene todo y todo lo arrastra sin detenerse a clasificar o jerarquizar. De aquí que la obra muestre una estructura compacta y fluida al mismo tiempo. Ni entrecortada, ni dubitativa o balbuciente, sino continua y persistente como el viento de la guerra.

Esta primera edición es exageradamente rara pues según dice Javier Marías en su libro “Negra espalda del tiempo” fueron guillotinados sus ejemplares por la mano dura de piedra y tengo entendido que sólo quedan seis registrados en todo el mundo y el mío sería el séptimo.
Miguel Hernández