Descripción
Erudito y poeta casi clandestino de una escasa pero excelsa obra lírica. Su perfeccionismo le llevó a destruir casi todo lo que escribió.
Licenciado en Filología Románica, se dedicó a la enseñanza privada, dio charlas en el Ateneo, trabó amistad con numerosos escritores jóvenes como Buero Vallejo, Corrales Egea, Soto, Labordeta y García Pavón, quien evocando aquellos días juveniles ha escrito: «Fue Ezequiel quien nos puso en contacto con los viejos maestros. Era el mejor cicerone del turismo literario. A cuantas docenas de estudiantes de literatura nos presentó y llevó reiteradamente a casa de Pío Baroja, de Ruiz Contreras, de Solana, de Azorín»
En numerosas ocasiones se topó con la censura. En una de ellas por escribir que todos nos iremos hacia el difícil cielo. Al censor le pareció herético tener el infierno vacio y le propuso cambiar «todos» por «algunos». El espíritu indomable de Ezequiel le llevó hasta el obispo de Ávila quien con mayor altura mental dio su consentimiento aclarando que aquello de que todos se irían al difícil cielo era simplemente una mera aspiración muy generosa por cierto y más bien poética que teológica.
En 1950 siendo profesor de un Colegio secundario de Piedrahita, compuso un pequeño volumen que casi no circuló titulado «Tres Elegías» más bien panteísta que publicó en solo cien ejemplares en 1951 en Valencia y de manera clandestina para evitar la censura franquista, por contener un poema sospechoso: «Cementerio Civil». Tales vicisitudes lo convierten en inencontrable
Ezequiel González Más