Descripción
En 1942, en plena Guerra Mundial, aparece en las librerías argentinas un libro de extraño título, Seis problemas para don Isidro Parodi, firmado por un tal H. Bustos Domecq (al que le siguieron en 1946 Dos fantasías memorables y, en 1967, Crónicas de Bustos Domecq), que tenía la particularidad de acercar al lector en español un modo de abordar la novela de misterio hasta entonces exclusivo de la cultura británica. Eran los años en que la novela negra norteamericana todavía no se había revelado como un género mayor para la intelectualidad de la posguerra europea
Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares crearon con complicidad a un autor que fue capaz de escribir tres novelas de corte policiaco y cuyo interés lexicográfico reside en la restauración paródica de un idioma argentino que se quiere reconstruir.
H. Bustos Domecq, autor del libro, cumple una condena de cadena perpetua por un crimen del que se supone que es inocente. Desde su celda resuelve asesinatos y, sin embargo, es incapaz de demostrar su inocencia.
Esta estructura permite que don Isidro acceda a los universos más surrealistas y a la resolución de los problemas más abstrusos con el sólo concurso de su inteligencia y reviste a la obra con un tinte de parodia que la convierte en única y la distingue de la más acerba tradición británica del género.
H. Bustos Domecq