Descripción
Libro de romances que relatan peleas entre caballeros, lances románticos y situaciones dadas en legendarios castillos, junto a otros asuntos a resolver entre la nobleza.
El verdadero interés de esta obra radica en las ilustraciones que realizó Antonio Blanco Lon para la edición de 1929, dado su elevado valor artístico, tanto de los guaches como de los dibujos realizados a tinta. Se trata de un autor del que cabe destacar su dominio a la hora de representar la figura humana, y su control sobre la luz y los volúmenes.
Antonio Blanco Lon nació en Melilla, cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, de la que luego fue profesor titular. En 1925 ganó por oposición el título de profesor de Anatomía Artística, ocupando la cátedra y más tarde también la dirección, en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en Valencia. Residió en Badajoz entre 1919 y 1931. La mayor parte de su obra conocida la realizó durante su estancia en la capital pacense. Fue un magnífico dibujante y excepcional pintor que desarrolló su actividad artística en el campo de la ilustración y en el de la pintura mural. En el primero destacan sus excelentes guaches y sus minuciosos dibujos. Estilísticamente resulta poco habitual en su época pues se apartara claramente de la pintura realista y costumbrista, tan arraigada todavía en la España de la primera mitad del siglo XX. La escasa obra que se conoce de Blanco Lon le adscribe a un romanticismo persistente y, más en consonancia con la estética de su tiempo, al Modernismo emergente.
Desapareció en los primeros días de la Guerra Civil española, dándosele por muerto en julio de 1936