Descripción
Noche oscura, Cántico espiritual y Llama de amor viva son las tres obras poéticas capitales de San Juan de la Cruz, a las cuales corresponden varias obras en prosa que les sirven de corolario explicativo, dado el hermetismo simbólico de su poesía: Subida al monte Carmelo, Noche oscura del alma, Llama de amor viva (las tres reunidas en el volumen Obras espirituales que encaminan a un alma a la unión perfecta con Dios) y Cántico espiritual.
La presente es la primera edición completa de las obras del Santo nacida en las prensas de la viuda de Madrigal. Edición realizada por fray Jerónimo de San José y dedicada al «Sereníssimo Sr. Infante Cardenal Arçobispo de Toledo, Don Fernando» en la que incluye Subida, Noche, Llama y Cántico. Hasta la edición príncipe de Alcalá de 1618 habían circulado copias manuscritas sin que se conserve ninguna autógrafa y es en ésta de Madrid en la que se acuña por primera vez el título Cántico espiritual.
Está edición gozará de la preeminencia editorial hasta principios del siglo XVIII, en que aparece la de 1703.
Ofrece un famoso dibujo del Montecillo de Perfección, llevado a cabo por Diego de Astor en el que la recta senda del ascenso aparece flanqueada por dos caminos laterales sin salida. El de la derecha, el camino mundano, señala sus peligros: poseer, gozo, saber, consuelo, descanso. Asimismo el de la izquierda marca también los peligros de un camino espiritual: gloria, gozo, saber, consuelo, descanso. Sorprende especialmente la leyenda de los escalones del camino central, el correcto, en los cuales se lee: Nada, nada, nada, nada, nada Como nota de este gráfico el autor escribe: Da avisos y doctrina, así a los principiantes como a los aprovechados, muy provechosa para que sepan desembarazarse de todo lo temporal y no embarazarse con lo espiritual, y queden en la suma desnudez y libertad de espíritu, la cual se requiere para la divina unión. Algunas de sus frases breves resumen bien su doctrina, como: «Niega tus deseos, y hallarás lo que desea tu corazón» y «El amor no consiste en sentir grandes cosas, sino en tener grande desnudez, y padecer por el Amado».
Esta edición madrileña sirvió de base para traducciones a otras lenguas, como la flamenca de Amberes de 1637, la latina de Colonia de 1639, la francesa de París de 1641 y la alemana de Praga de 1697
San Juan de la Cruz