Descripción
Iván de Nogales fue un inclasificable personaje de vida disparatada que, sin duda, aportó muchísimo más a la historia de la anécdota y del chascarrillo que a la historia de la literatura.
Su principal actividad junto con sus viajes por todo el mundo fue la pintura
Inició estudios preparatorios de medicina que dejó por su interés por ingresar en la Academia de Caballería que a su vez abandonó por la marina, llegando a ser oficial de marina mercante, lo que le permitió realizar muchos viajes.
Hablaba con fluidez inglés, francés, alemán, italiano, portugués, polaco y fue un reputado esperantista.
Estudió violín en Austria, vivió en una colonia de naturistas en Grecia, fue miembro de la Sociedad vegetariana francesa Higia, perteneció a una Asociación antiviviseccionista, recibió lecciones de fotografía trascendental etc.
En diversas revistas escribió sobre simbolismo y sobre las semejanzas y diferencias entre el espiritualismo y el materialismo. Fue un ameno contertulio sobre pacifismo, naturismo, astronomía, fisiología y egiptología.
Poseía la mejor biblioteca privada de Salamanca.
Su pasión por la pintura le llevó a “inventar el cubismo” pintando cuadros a base de juntar retazos de distintas mujeres.
Su faceta literaria resulta estrambótica, aunque seguramente fuera el primer escritor español que trabó contacto físico con Fernando Pessoa.
En 1921 da a la luz un delirante libro de poemas eróticos “Nueces eroticolíricas, heteroclitorizadas y efervescentes” Se trata de un conjunto de poemas enloquecidos en los que Nogales nos narra sus más estrafalarias y cosmopolitas proezas sexuales. Según César González Ruano a aquel que comprara el libro le entregaba un cascanueces.
No obstante y, a pesar de no destacar por su calidad literaria, la obra está considerada como una de las más raras y llamativas de la literatura española, superando a las vanguardias de su época en el itinerario de la singularidad.