Descripción
Carlos Barral fue un poeta, memorialista y editor español. Es quizás el poeta más complejo de la generación 50 y uno de los de los difusores del boom latinoamericano, aunque en su debe pesa con amargura su negativa a publicar “Cien años de soledad”.
Tras estudiar la carrera de Derecho conoce en un seminario a Jaime Gil de Biedma del que se hace íntimo amigo en 1949.
Entre 1951 y 1953, colaborará asiduamente en la revista Laye de cuyas prensas saldrá su primera plaquette, “Las aguas reiteradas”, que a su vez da pie a la primera plaquette de Jaime Gil de Biedma, “Versos a Carlos Barral”.
Esta primera fase poética está marcada por el tono intimista y neorromántico de Aleixandre o Pedro Salinas, poetas intensamente leídos por Barral en su etapa formativa.
Cuando el propio Barral repasa su obra en sus extensos libros de memorias nos dice que en esta época «escribía poesías despacio, premiosamente, pero por primera vez con algo parecido a una idea de libro, con una cierta vocación serial de los motivos.” Y califica “Las aguas reiteradas” como un libro congruente alejado de su posterior concepción de la poesía, pero válido y confiesa que tras haberlo leído con la intención de corregirlo no pudo modificar nada.
Esta primera obra de juventud destaca por su rareza.