Descripción
Juan Bautista Amorós y Vázquez de Figueroa fue un autor excéntrico que procuró difuminar su propia vida; empezando por su nombre y continuando por los presuntos detalles autobiográficos que deslizaba en sus novelas, en varias de las cuales tuvo la gallardía de matarse y escribir sus propios epitafios para volver a resucitar en la siguiente. Amorós se recrea relatando la muerte de su contrafigura literaria. Así en el prólogo de “El año triste” comunica al lector la muerte de Silverio Lanza acaecida, según dice allí, en Salamanca el 25 de septiembre de 1882 y en la “Rendición de Santiago” amplía esa noticia y asegura que “Silverio Lanza, autor de esta obrita, murió en Salamanca, en una miserable casucha de la calle Tentenecio».
Sus novelas se publicaban en imprentas marginales y apenas se vendían por decenas. Su carácter ferozmente individualista y su oposición radical a los poderes establecidos no ayudaron mucho a la difusión de su obra.
“La Rendición de Santiago” está encabezada por un prólogo incoherente de un anónimo Pedro Martínez con el que parece burlarse del lenguaje atrabiliario de los críticos. La novela narra la claudicación de Santiago Albo, que termina aceptando el cargo de cacique de Valdezotes, por imposición de su esposa. Una vez más Silverio lanza su pluma contra una sociedad narcotizada predominando las disquisiciones y los excursos de carácter ideológico; llegando incluso a cortar el hilo de la narración para hacerse escuchar del lector; de tal manera que la línea que separa la novela del ensayo se vuelve cada vez más difusa. Novela moralizante entre burlas e ironías que carga sin piedad contra la organización policíaca creada para servir los intereses de quienes manejan el poder político; la iglesia, la prensa y el ejército, sin dejar de lado al funcionariado.
Muy rara como casi todas las suyas