Descripción
Miembro destacado de la denominada «Generación decapitada» Es un grupo que canta al desaliento y a la derrota, a ese agostarse de los días cansados; todos ellos fallecen a temprana edad y por propia mano. Artistas que hicieron de su breve vida un llamado permanente hacia la muerte, un lamento de elevada voz que rompió con los cánones literarios establecidos, dando prioridad a la metáfora, a la imagen, al símbolo.
Arturo Borja resume su producción en La Flauta de onix, apenas 28 creaciones de poesía pura, de delicadeza y buen gusto, de visiones lejanas, de penas y melancolía, de emocionado canto al espíritu.
Con motivo de un viaje a Francia para curarse de una herida en un ojo se empapó de literatura francesa, fundamental en su devenir poético.
Al fallecer su padre recibió la suma de ocho mil sucres y dejó de trabajar por obligación. «Decía que cuando se le acabara el dinero se mataría, lo que sus amigos lo tomaban a broma»
Pocas semanas después de contraer matrimonio falleció de una sobredosis de morfina. Entonces se comentó que ambos cónyges habían hecho un pacto de autodestrucción que a última hora ella no cumplió, pero logró ocultar todas las evidencias y se hizo aparecer su muerte como un colapso, para evitar el escándalo social y cultural, que de todas maneras se produjo.
En Agosto de 1920 tres jóvenes artistas, los pintores Nicolás E. Delgado, Antonio Bellolio y Carlos Andrade Moscoso, emprendieron la tarea de editar su parva producción -28 poemas solamente- bajo el título de «La Flauta de Ónix», en 60 páginas ilustradas con dibujos de mérito de los artistas referidos Hoy es un libro rarísimo del autor que ha sido considerado como el primer poeta que agitó en los albores del siglo XX la bandera de un nuevo estilo de hacer poesía.
Arturo Borja