Descripción
Desde su publicación en 1952, la novela de Julián Ayesta ha sido editada en varias ocasiones y sin embargo sigue siendo una gran desconocida. La crítica no fue muy generosa con ella ni fue asidua de las antologías de novela española del siglo XX, quizás por su adscripción a lo que Yndurain denominó como literatura de evasión. Lo más suave que se escribió de ella fue tildarla de prosa falangista, caracterizada, por la falta de voluntad crítica, ñoñez sentimental y estilo memo.
Han tenido que pasar varias décadas para que la crítica haya podido mostrarse devota de esta novela. Las reseñas aparecidas a raíz de las últimas ediciones de la obra, sobre todo la de Sirmio en 1987 y la de El Acantilado en 2000, coinciden en saludar la que consideran «brillante novela» no sólo por sus hallazgos expresivos y temáticos, sino también por tener la virtud de retorcerle «el cuello al realismo facilón» y ser «un caso individual, lejos de tendencias, patrones o modelos en una época en la que la originalidad escaseaba». Existe una tendencia general a reconocer que fue una adelantada a su época y que ahora la sensibilidad del lector es más adecuada para sacar provecho de sus páginas.
La novela se organiza en torno a tres partes bien diferenciadas («En verano», «En invierno» y «En verano otra vez»), que, a su vez, se corresponden con tres momentos clave de la vida del narrador, pero a pesar de ser el tiempo un criterio fundamental en la organización de la novela, prescinde dre rigor cronológico y solo por algunos detalles se la puede situar a principios de los años 30.
El subjetivismo de la voz narradora, el estatismo descriptivo, el juego con los tiempos verbales, la circularidad de la obra y su contenido idealizante contribuyen a que el texto rezume vivacidad e inmediatez y proporcione momentos mágicos en los que se captan destellos de vida y la dimensión menos comunicativa y más afectiva de las palabras.
Julián Ayesta