Descripción
Escritor maldito argentino nacido en Besarabia, hoy Moldavia que formó parte de la vanguardia al vincularse con el grupo reunido en torno a la revista Martín Fierro durante los años veinte. En los últimos años de la década, su creciente atracción a la tradición mística cristiana propició su vinculación con los escritores católicos asociados con la revista Número.
Propenso a experimentar brotes psicóticos en 1920 sufre su primer ataque mental y al año siguiente otro a raíz del cual es detenido por la policía, maltratado y vejado. En la más absoluta miseria y crisis de salud en 1942 es internado por segunda y definitiva vez en el Hospicio de las Mercedes, con diagnóstico de psicosis distímica.
En la presente obra Fijman va más allá del vanguardismo de “Molino rojo” y ofrece una poesía visionaria llena de alusiones cristianas. En el libro hay una abundancia de corderos y palomas y de referencias directas a Cristo y el libro de Revelación o Apocalipsis de Juan sirve como un intertexto. Muchos de sus poemas reinterpretan las visiones gozosas que aparecen al final de Revelación, cuando la victoria definitiva del bien contra el mal permite la destrucción y recreación de la tierra y el cielo y la materialización de la Nueva Jerusalén. Es la única colección de poemas de Fijman que consiste exclusivamente en descripciones de revelaciones de origen presumiblemente sobrenatural.
A pesar de la iconografía cristiana el contenido religioso de los poemas de Estrella es altamente sincrético. En sus poemas emplea con poca frecuencia el término “Dios”. Siguiendo la tradición judía, sustituye la palabra con epítetos que señalan los atributos o aspectos de la divinidad, Sin embargo, el factor que más complica el cristianismo poético de Fijman no es ni la interferencia del judaísmo ni la de otra religión establecida, sino la propensión del sujeto hablante por atribuirse cualidades excepcionales que exceden las de un profeta o místico.
No necesita intermediarios ni sueños divinos para recibir sus revelaciones; Describe sus visiones sin el marco narrativo y goza de un acceso permanente e inmediato a los conocimientos sagrados.
Jacobo Fijman