Descripción
Considerado por el propio autor como el inicio de una nueva etapa en su escritura y de su salida a la publicidad tras el hermetismo del periodo anterior, El Rastro supone también el primer ejemplo de libro inclasificable y caprichoso en el que Ramón da rienda suelta a su peculiar «ternura por las cosas»; ingrediente ya visible en textos anteriores, pero sin la rotundidad de este inventario caótico donde los objetos y su alma desplazan a los personajes humanos. La infinita diversidad del Rastro madrileño, interpretado por el escritor en su arbitraria acumulación de textos, queda resumida en una portada un tanto simple, en la cual Bartolozzi representa literalmente la afirmación programática del autor: «sumerjámonos en las cosas»; así, el dibujante incluye entre el tenderete anárquico de zapatos viejos, calaveras, candelabros, jarrones, violines de cuerdas rotas, relojes, etc., la figura de Ramón fumando su pipa, con aspecto descuidado y sentado sobre sus posaderas, como un objeto más expuesto al comprador. Sobre un fondo ocre, envuelve las figuras en una trama de líneas sinuosas que engloban el conjunto de los objetos, destacando tan sólo con un toque de color más claro la figura humana del autor y la semihumana de un maniquí femenino, una burda cabeza de infantil apariencia sobre un soporte desnudo. Una portada, en suma, sencilla de concepto y divertida, aunque sin mayores pretensiones.
Ramón Gómez de la Serna