Descripción
Durante su estancia como embajador de Méjico en la India Octavio Paz concibe la poesía de manera diferente. En 1967 invita mediante carta al pintor Vicente Rojo a participar en un proyecto que ya tiene bastante avanzado. En ella incluye un anuncio publicitario de una compañía de aviación. Eran dos círculos unidos, encimados, en los que indicaba el día en un lado y abajo la hora de un vuelo o el lugar. Comienza así la realización de Discos visuales, un álbum con cuatro poemas cuyo dispositivo, concebido por Paz como “un verdadero juguete”, se despliega mediante detallados dibujos y diagramas.
Con este libro–objeto aparece un aspecto nuevo en la obra de Paz: el deseo de involucrar directamente al lector en el proceso de creación a través del movimiento de la mano que origina el poema. Para leerlo se tiene que hacer girar el disco superior provisto de dos o cuatro aberturas de manera que aparezca, fragmento por fragmento, el texto impreso en el disco inferior. El carácter visual de la escritura se realza mediante el uso de una tipografía expresiva y la espacialización del texto que se coloca en forma horizontal, vertical o diagonal. Con el movimiento circular de la página los intervalos entre las palabras y los versos adquieren densidad, volviendo así visual y táctil el ritmo del poema.
Discos visuales establece un diálogo a la vez lúdico y crítico con poetas que se han interesado en la materialidad del libro y la espacialización del texto
La idea original de Paz era que los Discos visuales fuera firmados conjuntamente por ambos artistas, pero ya era el 68 y el poeta había adquirido gran repercusión internacional con su renuncia a la embajada de México en la India después de la masacre de Tlatelolco, por lo que Rojo decidió poner a Octavio Paz como autor de los Discos visuales, y él quedar en un segundo término, como autor de los dibujos.