Descripción
Segundo poemario del mítico poeta zamorano.
En este libro el conocimiento se presenta como indagación en las cosas, en los objetos más comunes, naturales y sencillos. En comparación con su obra anterior, hay una mayor concreción en los paisajes y elementos poetizados. Por otra parte, lo que domina aquí es la conciencia de la pérdida de aquella unidad y armonía con las cosas de la etapa anterior y el intento de recuperarlas: “El conjurar —explica el poeta— es pedir cosas exclamando. […] Es el acto de exclamar, pedir, suplicar a voces, no a susurros. Es un libro escrito como un conjuro exclamativo”. Por lo demás, los poemas aparecen distribuidos en cuatro secciones o “libros” cuyo hilo conductor es el relato poético de un proceso de cambio en la mirada del poeta y, por tanto, en su visión del mundo. Desde el punto de vista expresivo, esta obra ofrece como novedad lo que Carlos Bousoño denomina “realismo metafórico”. Esto quiere decir que los elementos reales, cotidianos y concretos que aparecen en el poema no son sino “un medio para hablarnos de otra cosa que está detrás”; de este modo, tales elementos quedan trascendidos y adquieren un significado universal. De hecho, la técnica empleada en Conjuros consiste, en palabras de Bousoño, “en tomar un elemento concreto de la vida real, generalmente un elemento rural o costumbrista […], e ‘interpretarlo’ en dirección ascendente y trascendentalizadora”; lo cual da lugar, según él, a la aparición de un nuevo tipo de metáfora, la “alegoría disémica”, cuyo paradigma podría ser el poema “A mi ropa tendida”, significativamente subtitulado “El alma”. Libro muy importante.
Claudio Rodríguez